Camina enredada entre la niebla,
el pulso le sujeta el pensamiento,
y el sueño del mañana se eterniza,
en un presente de presentimientos.
No quiere saber si hoy no ha llovido,
o si el cielo se desborda en aguacero.
Las casas se esconden tras las verjas,
y los caminos se enredan a lo lejos.
En un día sin tiempo ni existencia.
recordó la brisa tenue de los vientos,
y procuró las olas de otros mares,
en los que navegó solitarios sentimientos.
Vislumbró, después, que las sendas no se cruzan por acaso,
que los pájaros vuelan en silencio.
que las nubes tiñen de blanco el azul de cielo,
y que a veces, a veces, hasta le nacen puertas al desierto.
Descubrió, por fin, que el camino es un punto de luz en un rincón oscuro,
que se inicia, exactamente, cuando se cruzan la emoción y el discernimiento.