Archivo mensual: marzo 2021

Nunca osé cruzar el viejo zaguán, ni la desierta sala, empolvados sofás, de desmelenadas crines metálicas, me observaban. Melancólicas, las mesas recuerdan antiguos banquetes bordados de rosas y candelabros, un ejército de hormigas hace formación en el centro de la … Seguir leyendo →

Sí existieras, pintaría mi casa de amapolas y saldría a la calle para salpicar de estrellas las goteras que caen desde las gárgolas agujereadas de los barracones. Porque existes, visto mi cuerpo de arrojo y atravieso mares de ilusiones, tus … Seguir leyendo →

Escribí este poema en los años ochenta, a poco de llegar a Brasil. Tiempo de escuela/Tempo de escola nació en mí mientras trabajaba en el Colegio Español Miguel de Cervantes y, aunque en aquellos momentos no podíamos imaginar lo que … Seguir leyendo →

Sigo revolviendo en la vieja carpeta llena de papeles amarillentos que traje de España. Fue en ella que guardé algunos de los poemas que escribí hace casi cincuenta años. Soledad lo escribí cuando estaba en la facultad, allá por los … Seguir leyendo →

Y sigo revolviendo en la vieja carpeta llena de papeles amarillentos que traje de España. Fue en ella que guardé algunos de los poemas que escribí hace casi cincuenta años. Retorno Amargo lo escribí en la primera mitad de los … Seguir leyendo →

Secuencia No amanece en la luna, tampoco en mis sueños, insomnes, las horas deambulan por las cuatro esquinas del desengaño: la noche llora porque teme el despertar. Yo soy la sombra que, detrás de la ventana, presiente el amanecer del … Seguir leyendo →

Continúo revolviendo en la vieja carpeta llena de papeles amarillentos, en la que guardé algunos poemas que escribí hace casi cincuenta años. Latente lo escribí en la primera mitad de los años setenta del siglo pasado. Latente Lanzo mi verdad … Seguir leyendo →

Quizás mañana, cuando la lluvia empape nuevamente los campos, y los trigales cubran de oro el horizonte, me pregunté otra vez, desnuda ante el espejo, ¿quién soy? Quizás mañana, cuando la tenaz alondra cante su eterno ricotí en mi ventana, … Seguir leyendo →

Estoy viva, dijo en voz alta, pero nadie le respondió. Deben estar dormidos, pensó entonces. Por la ventana un perezoso rayo de sol estiraba sus dedos e intentaba iluminar el aposento sin conseguirlo. ¡Estoy viva!, gritó nuevamente con una voz … Seguir leyendo →